sábado, 24 de enero de 2009

Rafael Correa es el obstáculo para las relaciones entre Colombia y Ecuador

Mientras el gobierno colombiano tendió un ramo de olivo en aras de normalizar y reanudar relaciones diplomáticas y de buena vecindad con el hermano pueblo del Ecuador, con cinismo sin par, el gobierno izquierdista de Rafael Correa, fiel a las estratagemas ordenadas desde La Habana y Caracas, respondió con una bofetada, propia de la estrategia del cinismo.

Además de endurecer los controles migratorios contra los colombianos que a diario ingresan por las fronteras terrestres a Ecuador, Correa dispuso una rebaja sustancial en las importaciones, que van a significar disminuciones en los ingresos anuales por 210 millones de dólares a los empresarios colombianos. Y de remate, como dijera Jaime Garzón, con tiempo para el humor en Qac, se inventó que Colombia debe pagarle al Ecuador por los daños causados con la muerte del camarada Raúl Reyes, así como por la ayuda a los desplazados llevados con estratagemas por las farc a la zona fronteriza del Putumayo.

¿No será mas bien el gobierno de Correa, el que debe pagar a Colombia, por albergar al terrorista y su séquito en el Ecuador; por hacer acuerdos clandestinos entre el ministro Larrea y Reyes; por facilitar los medios para que la diputada Augusta Calle prestará su cuenta personal para mover dineros de las Farc; por admitir que el partido comunista clandestino de las Farc y los partidos de izquierda de la colación que subió a Correa al poder, hayan construido una extensa red de apoyo a las Farc, organizada en núcleos solidarios con la llamada revolución bolivariana chavista?...

Pero el cinismo es, ha sido y será el motor de la propaganda comunista. En eso entorno Correa no es la excepción. Es parte activa de la regla. Actúa igual que los demás mamertos. Por ejemplo, si se le pregunta a cualquier cabecilla de las Farc, porqué destruyen poblados, y asesinan civiles indefensos, etc, con absoluta seguridad, el bandido responde, que lo hacen para cambiar el viejo modo de vivir en Colombia y desde luego, que el Estado burgués es el responsable de las masacres, etc.

Si le preguntan a Fidel Castro o cualquiera de sus peones, porque apoyan a los grupos terroristas en Latinoamérica, la respuesta será que el responsable de todo esto es el imperialismo yanqui.

Si le preguntan al director del Semanario Voz, las razones por las cuales el Partido Comunista Colombiano, niega la evidente ligazón con las Farc, este responderá que la clase gobernante y la oligarquía apoyan los paramilitares.

Y así sucesivamente. Los comunistas nunca pierden una. Ellos son la verdad revelada. Por lo tanto, quien no opine igual que ellos, o critique la largueza de los llamados izquierdistas democráticos frente al terrorismo comunista, siempre estará equivocado y debe corregir esa forma de pensar, so pena de ser colocado en la picota pública como enemigo de las clases populares.

En síntesis, con base en el cinismo, todos los comunistas y sus parientes los autodenominados izquierdistas democráticos, son maestros en la mentira, el engaño y los artilugios publicitarios. Sobran ejemplos...

Sería conveniente que el presidente Uribe, sin perder la línea de las buenas maneras, y sin dejar de buscar la normalización de las relaciones diplomáticas colombo-ecuatorianas, agote todas las instancias jurídicas internacionales, para llevar a la Corte Penal en La Haya, la denuncia sustentada de los contenidos de los computadores de Raúl Reyes, para que el cínico presidente ecuatoriano, responda ante la justicia universal, por apoyar y cobijar grupos terroristas.

Colombia es amiga del pueblo ecuatoriano y viceversa. El enemigo de Colombia y en cierta forma del Ecuador, es el presidente Rafael Correa, cuya campaña presidencial fue parcialmente financiada con dineros provenientes del narcotráfico y del secuestro en Colombia, y lo que es peor, cuyo objetivo es integrar a Ecuador y Colombia en la órbita de los dinosaurios comunistas orquestados por Cuba.

Por esa razón se debe insistir en que Colombia agote las instancias legales y lleve el caso ante la CPI. Nada de aguas tibias, ni posiciones blandengues, pues además de cínico Correa es audaz. En la actualidad cursan contra Colombia varias demandas interpuestas en instancias internacionales por este mandadero de Chávez, una de ellas, porque sus socios de las Farc perdieron mucho dinero, debido a las fumigaciones con glifosato en la frontera. Y la otra, porque pase lo que pase, Correa, nunca podrá superar que Raúl Reyes su camarada y compinche del alma, haya sido dado de baja en territorio ecuatoriano, donde ambos pensaban, era imposible que llegarán las Fuerzas Militares de Colombia.

Rafael Correa es el único problema, para que hayan relaciones diplomáticas, culturales y comerciales, fluidas entre los dos países. La actitud cínica, desvergonzada y disfrazada con un exuberante patrioterismo vitrinero de Correa, no ha hecho otra cosa que enredar el mutuo entendimiento entre los dos gobiernos y las dos comunidades.

Adolorido por el golpe mortal que recibió el socialismo del siglo XXI en Colombia con la muerte de Reyes, luego de la larga preparación político-propagandista del segundo congreso de la Coordinadora Continental Bolivariana chavista en Quito, Correa no ha podido conciliar el sueño tranquilo, debido a que no ha podido ver ni derrotado a su archienemigo ideológico Álvaro Uribe, ni a Colombia encaminada por los embelecos populistas y mentirosos de la izquierda paquidérmica, que todavía cree que el che Guevara era un héroe, y que al dictadura cubana es el paradigma de la dignidad latinoamericana.

Tanto los comunistas recalcitrantes como los dinosaurios de la autodenominada izquierda democrática latinoamericana, siguen desenfocados. A diario los medios de comunicación demuestran con imágenes, testimonios y reportajes, el drama de miseria y atraso a que está sometido el pueblo cubano, regido con la mano de hierro de la dictadura castrista.

En un mundo que navega por las autopistas de la información en Internet y que cada día que pasa, incrementa los credos en la libertad de pensamiento, los conciliábulos de Fidel Castro y los estultos que se autodeclaran progresistas, tienen el cinismo igual al de Correa, de decir que Cuba es paradigma en educación y medicina.

Bastante dudoso, que eso sea cierto, pues ni quiera tienen acceso al Internet, son encarcelados quienes piensen u opinen diferente al partido comunista cubano, y los médicos trabajan en medio de una pobreza aterradora. Sin embargo, el cinismo comunista, manipula las cosas y voltea las realidades.

Es a ese nivel de pobreza tanto mental, como física, que los abanderados del llamado Socialismo del siglo XXI quieren llevar a Latinoamérica, pero como Colombia, tanto su gobierno como su pueblo, somos contrarios a las formas de dictadura comunista o derechista, ni Correa, ni Chávez, ni Ortega, ni Evo, ni Lula, ni los demás complotados, pasan saliva tranquilos. Hay una piedra en el zapato que les impide consolidar parte de su estrategia integral esclavista en el hemisferio. Esa piedra en el zapato es Colombia.

Por esta razón, es que Correa exterioriza el cinismo candente, según el cual Colombia debe pagar los daños causados en el campamento del camarada Reyes. Y por esa misma razón, es que impone innecesarios y agobiantes controles migratorios a los colombianos que ingresan al Ecuador y que miente en forma descarada, cada vez que opina acerca del conflicto colombiano.

En ese sentido, frente a la estrategia del cinismo de Correa, no queda otro camino que pagarle con la misma moneda. Por un lado insistir en la impostergable normalización de las relaciones, pero paralelo a esto, seguir el curso del proceso penal internacional contra el locuaz mandatario ecuatoriano, cómplice y auspiciador de las Farc.



Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

www.luisvillamarin.co.nr

Analista de asuntos estratégicos

martes, 20 de enero de 2009

Barack Obama, geopolítica latinoamericana y narcoterrorismo


El escenario geopolítico latinoamericano que recibe el nuevo mandatario de los Estados Unidos, no es nada halagador para las pretensiones históricas del coloso del norte sobre el hemisferio.

Con retórica populista Obama y sus mas inmediatos asesores como la sinuosa señora Clinton, han minimizado la gravedad de la desmesurada incidencia del llamado socialismo del siglo XXI orientado desde La Habana; el liderazgo frenético del Brasil en pos de vincular a Francia en la región hasta con el traslado de tecnología nuclear; la vinculación de Irán y Rusia con todas las herramientas anti-yankis en Ecuador y Venezuela; el servilismo de Bolivia y Nicaragua a lo que diga Chávez, y la inocultable realidad del narcoterrorismo auspiciado por las Farc contra Colombia y el llamado imperio norteamericano.

Es de suponer que el locuaz mandatario afroamericano, va a cambiar el ágil lenguaje populachero de la campaña electoral, por acciones concretas para que su país consolide el liderazgo hemisférico, hoy amenazado por el secesionismo derivado de la Cumbre de Río, Unasur y el desmarque de Brasil como potencia económica, política y militar.

La cadena de errores de la diplomacia internacional estadounidenses iniciados por Bill Clinton cuando ordenó bombardear una tribu afgana y una fábrica de medicamentos sudanesa, seguidos por los errores de los halcones del Pentágono en Irak, mas el desprestigio mundial que alcanzó la figura de George Bush, aunada a la crisis económica surgida de la burbuja de los préstamos para vivienda, ubican al carismático presidente Obama, frente a un reto de proporciones históricas.

Y para lograr el repunte doméstico de la economía mas la influencia internacional deseada por los estadounidenses, Barack Obama debe asesorarse de personas sensatas y enfocadas en los objetivos. Asesores que superen la etapa populachera y demagógica electoral y que entren en la sintonía de lo que sucede y necesitan los Estados Unidos, para seguir a la cabeza del mundo.

En el caso específico de Colombia, es el momento para que la embajadora Barco y los demás burócratas colombianos acreditados en Washington, tomen contacto con la señora Clinton y la aterricen frente a la realidsad. Colombia no es enemigo de los Estados Unidos. Es el único aliado serio que le queda en la región. Sea con Uribe o sea con otro presidente, porque a los colombianos no nos gustan las trasnochadas y paquidérmicas ideologías totalitarias de izquierda.

Colombia requiere el TLC con los Estados Unidos, no como una migaja o una limosna politiquera o una concesión de buena voluntad de la veleidosa Secretaria de Estado entrante ni de la oportunista bancada demócrata. Colombia requiere el TLC como un mecanismo concertado de negociación seria y fructífera entre dos países aliados históricos, hoy necesitados por igual, de combatir el narcoterrorismo comunista y bloquear los intereses totalitarios en la región.

Es el momento preciso para que los estrategas del Pentágono y los nuevos secretarios de las diferentes carteras, entiendan que los comunistas y los musulmanes son fanáticos y fundamentalistas, y que en ese orden de ideas, cualquier concesión que haga la Casa Blanca, con la supuesta idea de distensionar ánimos y entrabar amistad, nunca va a ser interpretado por los gobiernos de Venezuela o Irán, como un gesto de amistad, sino como una debilidad del enemigo imperial al que hay que seguirle socavando el piso.

Barack Obama recibe el gobierno de los Estados Unidos, en una situación similar a como recibió Roosevelt el segundo periodo de su presidencia en los albores de la Segunda Guerra Mundial. Crisis económica interna y externa, enemigos armados hasta los dientes en diversos puntos del planeta, aliados indecisos, politiquería interna, y un ingrediente mas: Todo el entorno del poder nacional de los Estados Unidos en la mira de los terroristas islámicos desde el Asia y Europa y de los narco-terroristas de las Farc y sus socios desde Latinoamérica.

El Plan Colombia debe continuar con igual o mas apoyo. No con la politiquería que desde ya quiere imprimirle la señora Clinton. Un aliado estratégico no puede ser manipulado ni paliado con migajas bajo amenazas socarronas. Es imperioso que alguien haga entender a Hillary, que el Plan Colombia no es un favor de buena-persona a nuestro país, sino un asunto de seguridad nacional para los Estados Unidos y para la continuidad de la democracia en Colombia.

En una coyuntura como la actual en que las Farc están sumidas en una crisis interna de mando, administración y capacidad operacional, sumado a que sus socios Chávez, Correa y Ortega están en problemas internos que les limita el tiempo, el espacio y los recursos para apoyar a los terroristas colombianos, el gobierno entrante de los Estados Unidos debería suministrar a Colombia todos los medios y recursos necesarios para erradicar el problema y construir bases sociales de una Colombia nueva, vigorosa y con posibilidades para todos. Sin guerrilla, sin narcotráfico, sin autodefensas ilegales y con mecanismos fuertes de control contra los corruptos.

Obama y su vanidosa Secretaria de Estado, tienen que entender que si quieren sacar miel de Latinoamérica, no pueden agarrar a puntapiés la colmena. Si Colombia es el aliado mas fuerte y el único leal que les queda en el hemisferio, en lugar de ponerle condiciones politiqueras impulsadas por las Farc y la Coordinadora Continental Bolivariana, deben ayudarse a si mismos, mediante el necesario apoyo al Plan Colombia y la inaplazable aprobación del TLC.

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Analista de asuntos estratégicos

www.luisvillamarin.co.nr